En las personas y también en las cosas habitan historias, muchas veces insospechadas. Pueden ser cuestiones superficiales o profundas, pueden haber sido producto de la casualidad o ser el resultado de un largo proceso.
Hace 5 años que vivo en el barrio y compro allà diariamente. También lo hacÃa ocasionalmente cuando visitaba la zona pero nunca habÃa reparado en el nombre del local. ¿A quién se le ocurrió?, ¿surgió en un programa de radio?.
Me contacté con quién trabajó ahà durante años -una institución por su calidez y amabilidad- pero no supo la respuesta, éste me condujo hacia el ex dueño. Luego, por intermedio de un amigo en común (¡gracias Facebook!) conseguà su teléfono.
La historia es la siguiente, el nombre del local se le ocurrió a él (obviamente inspirado en la célebre frase de Mr. Burns en Los Simpsons), una vez que tuvo el local llamó a Segunda Pelota y les comentó que estaba por abrir otro enfrente y le querÃa poner de nombre "Perfectirijillo" (en alusión a Ned Flanders, vecino de Homero Simpson en la misma serie). Hicieron una votación entre la audiencia pero el nombre que triunfó fue otro: "no lo dejes ir, no lo dejes ir" (por la canción Violeta de Alcides). Al final le surgió la oportunidad de venderlo y el cambio de nombre quedó en nada. Hubiera sido muy cómico dos locales de nombres "Excelente" y "Perfectirijillo" a metros de distancia. Los amantes de Los Simpsons habrÃan tenido la difÃcil decisión de elegir en cual comprar...
Como decÃa al principio, este es un caso banal, pero me hizo reflexionar cómo en casos más trascendentes tenemos la opción de vivir la vida de manera superficial, ignorándolas o conociendo la historia que hay detrás, investigando los por qué, aprendiendo cosas nuevas.
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