1/31/2018

Excelente






En las personas y también en las cosas habitan historias, muchas veces insospechadas. Pueden ser cuestiones superficiales o profundas,  pueden haber sido producto de la casualidad o ser el resultado de un largo proceso.

El siguiente tuit de Diego González -conocido conductor de radio y tv- y sus posteriores respuestas dispararon mi curiosidad.






Hace 5 años que vivo en el barrio y compro allí diariamente. También lo hacía ocasionalmente cuando visitaba la zona pero nunca había reparado en el nombre del local. ¿A quién se le ocurrió?, ¿surgió en un programa de radio?.

Me contacté con quién trabajó ahí durante años -una institución por su calidez y amabilidad- pero no supo la respuesta, éste me condujo hacia el ex dueño. Luego, por intermedio de un amigo en común (¡gracias Facebook!) conseguí su teléfono.

La historia es la siguiente, el nombre del local se le ocurrió a él (obviamente inspirado en la célebre frase de Mr. Burns en Los Simpsons), una vez que tuvo el local llamó a Segunda Pelota y les comentó que estaba por abrir otro enfrente y le quería poner de nombre "Perfectirijillo" (en alusión a Ned Flanders, vecino de Homero Simpson en la misma serie). Hicieron una votación entre la audiencia pero el nombre que triunfó fue otro:  "no lo dejes ir, no lo dejes ir" (por la canción Violeta de Alcides). Al final le surgió la oportunidad de venderlo y el cambio de nombre quedó en nada. Hubiera sido muy cómico dos locales de nombres "Excelente" y "Perfectirijillo" a metros de distancia. Los amantes de Los Simpsons habrían tenido la difícil decisión de elegir en cual comprar...





Como decía al principio, este es un caso banal, pero me hizo reflexionar cómo en casos más trascendentes tenemos la opción de vivir la vida de manera superficial, ignorándolas o conociendo la historia que hay detrás, investigando los por qué, aprendiendo cosas nuevas.


1/26/2018

La paja en el ojo ajeno







El Papa Francisco recién llegado a Perú expresó: "No se naturaliza la violencia hacia las mujeres sosteniendo una cultura machista que no asume el rol protagónico de la mujer dentro de nuestras comunidades. No nos hace listos mirar hacia otro lado, hermanos, y dejar que tantas mujeres sean pisoteadas en su dignidad".

La afirmación es compartible salvo porque lo dice alguien que ostenta un cargo que nunca fue ocupado por una mujer: con él ya han pasado 264 papas, absolutamente todos hombres. 

Además, fue elegido en 2013 en una votación secreta de la que participaron 115 cardenales... ¡todos hombres!

Para ser cardenal -salvo en algún momento de la historia donde hubo excepciones- primero hay que ordenarse sacerdote, función que le está vedada a las mujeres.

Esto viene desde muy atrás en el tiempo. Cualquiera que lea la Biblia podrá verificar una sucesión de hechos en donde el hombre tiene un papel protagónico, solo exceptuado por la presencia de María (alguien tenía que dar a luz al hijo de Dios). La mujer fue creada de la costilla del hombre (Génesis 2.21). El hijo de Dios, Jesucristo, es de sexo masculino. Sus discípulos Pedro, los dos Santiagos, Juan, Andrés, Bartolomé, Judas Iscariote, Judas Tadeo, Mateo, Felipe, Simón y Tomás... ¡todos hombres!.  Abraham, Moisés, David y hasta los Reyes Magos no escapan a la regla.

Francisco, gran conocedor del evangelio, debe tener muy presente a San Lucas, ¡también hombre!, cuando en los versículos 41 y 42 exclama:

“¿Por qué miras la paja que hay en el ojo de tu hermano y no ves la viga que está en el tuyo? ¿Cómo puedes decir a tu hermano: “Hermano, deja que te saque la paja de tu ojo”, tú que no ves la viga que tienes en el tuyo? ¡Hipócrita!, saca primero la viga de tu ojo, y entonces verás claro para sacar la paja del ojo de tu hermano”

¿Se animará?